Belén Francese se desnuda para Playboy revelando esos deliciosos mini alfajores que había prometido no dejarte comer. “No voy a mostrar los pechos ni los pezones” había jurado en uno de sus futiles arranques anti putez, “no los van a ver porque son mi parte íntima y siento pudor. Además quiero mantener el encanto.” Y a vos te encantó que mostrara esos rosaditos y suculentos timbres que son el carozo de la aceituna del banquete que es ese sobrenatural ojete.
Belén Francese dice que nadie pudo romperle la cola y con ese tamaño puede ser. “Mi cola es poderosa y eterna” advierte a quien quiera partirla.
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Por suerte Belén Francese tiene más culo que palabra y no cumplió su promesa. “Esta es la última insinuación sexual que hago” había amenazado la poetisa más culona de la Argentina, “porque en una charla que tuve con Dios hice votos de castidad.” Pero como Dios es argentino, decidió ignorar los deseos de la chupa cirios y escuchar en cambio las plegarias de la muchachada, porque si Dios le dió ese terrible pavo no es para que lo tenga escondido. “El problema es que todos me ven como una perra voluptuosa” explica Belén como si eso fuera un problema “pero yo vengo
de una familia muy religiosa y el sexo siempre fue pecado para mí.” El pecado claramente sería ocultar ese terrible ojete y más allá de los jueguitos mediáticos la propia Belén lo sabe. “Con mi hermana siempre decimos que nos encanta que los hombres se tomen su tiempo para mirarnos los culos porque son únicos” reconoce Belu, “lo que pasa es que siempre me dió vergüenza tener tanta cola, es demasiado grande y hace que todos me vean como una perra.” Pero negar la putez es parte del jueguito que usó Belén para pasar del colegio de monjas a la tapa de Playboy. “En serio, yo quería ser monja” insiste Belén, “pero después se me disparó el lado
artístico y terminé haciendo revistas, desfiles y muchas otras cosas.” Cosas como tocarse con otras “monjas” en la tarima de boliches varios. “No reniego de esos shows, porque siempre lo hice desde un lugar sano y saludable” dice Belén tratando una vez más de disfrazar la putez de santidad, “es que me parece mucho más dulce besar a una mujer que a un hombre.” Francese dice que le da vergüenza tener tanta cola, pero igual la usar para ganar. “Primero mato con mi personalidad” dice totalmente fuera de la realidad, “y después cuando me ven las lolas y la cola me siento un huracán.”
El Secreto de sus Tetas: los timbres a Belén Francese le funcionan como antenas detectoras de esperma, y cuando se le pararon supo que era la hora de tomar la leche, pero no esperes que lo reconozca. “En las fotos salgo como una bomba sexual, una perra dispuesta a todo” reconoce Belén, “pero en la vida real soy una mina súper espiritual, muy devota.” Devota del bulto en todo caso, ese que le gusta tragar a fondo. “Me encanta hacer petes locos” dice sincerándose, “el pete loco es cuando te tocás con la nariz, y eso que soy muy tímida en el sexo.”
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